30 noviembre 2016

El I Concurso «Escribiendo VIHda» ya tiene premio


El I Concurso «Escribiendo VIHda» ya tiene premio. Damos la enhorabuena a Eva Galindo Cantalejo por su relato «Mi mejor amigo en el mundo», perteneciente a la categoría de grado universitario.
A pesar de la extensión del relato, el jurado ha valorado la calidad literaria y la originalidad de la obra. Una historia que nos ha conmovido, gracias.

También informamos que el jurado, por mayoría, ha decidido declarar desierto el premio para la categoría de bachillerato y ciclos formativos de grado superior. Os animamos a seguir participando durante los próximos años.

Desde el Comité Antisida damos las gracias a todas las personas que han participado, ¡nos ha encantado leeros!

Ofrecemos aquí el relato ganador

 

MI MEJOR AMIGO EN EL MUNDO


Nunca había visto a mi mejor amigo humano tan triste. Olfateé el aire en busca de algún intruso que interrumpiera el momento pero solo encontré el olor de la hierba del parque y esa sensación de pesadumbre que aunque no se puede oler, se siente. Me acurruqué en su regazo una vez más en un intento de consolarle. Ese era mi sitio favorito en el mundo, desde que yo tenía pocos meses y me acababan de separar de mi mamá, mi mejor amigo humano me cogió para abrazarme y desde entonces fuimos inseparables. Yo le había visto crecer, convertirse en un hombre, había celebrado con él sus éxitos y también había sido cómplice de sus errores. Le había visto en silencio volver a altas horas de la madrugada riendo y tambaleándose, también me había puesto de su parte cuando se peleaba a gritos con sus padres porque al fin y al cabo, es mi mejor amigo, y lo quiero más que a nada en el mundo.

La brisa le mueve el pelo y levanta la cabeza para mirarme. Sonríe con tristeza, siempre tiene una sonrisa para mí, y me acaricia las orejas.

-“¿Cómo se lo voy a decir a mis padres Rufus?” me dice, y le miro a los ojos al oír mi nombre “¿Qué será de mí ahora?”.

Veo que sostiene un papel con el logotipo de un hospital lleno de letras que no entiendo. ¿Será esa la causa de su tristeza? ¡Ojala tuviera voz para decirle que sea lo que sea todo irá bien! Que me tiene a mí, a su familia, siempre incondicional, juntos para superar cualquier cosa que lo atormente.

Me giro bruscamente al percibir otro olor. Es su mamá que se acerca corriendo. Lleva el pelo muy desordenado y hoy no se ha puesto su perfume. Me levanto contento a saludarla pero ella no tiene ojos para mí. Cuando llega hasta nosotros se arrodilla en la hierba, coge el papel de las letras que no entiendo y se queda mirándolo unos segundos. Mi mejor amigo ha vuelto a esconder la cabeza entre sus rodillas y se abraza las piernas con las manos. Doy un lametón al dedo que tengo más cerca pero no obtengo respuesta.

Entonces, se inclina hacia él y le abraza cayendo los dos en la hierba. En ese momento sé que todo va a salir bien, que vamos a estar juntos para siempre. Me acerco contento a lamerles la cara y oigo como la mamá de mi mejor amigo en el mundo le susurra al oído “Te quiero”.



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